PRÓLOGO
Durante más de un siglo, el campo de la cirugía de la hernia fue dominado por la reparación de Bassini y sus más de 75 variantes, todas las cuales tenían en común la tensión a lo largo de la línea de sutura, que llevaba a un curso postoperatorio doloroso, un período de recuperación largo y una alta tasa de recurrencia.
El rápido aumento en los costos de atención de la salud, con el consiguiente aumento del costo de la reparación herniaria, ha añadido más peso a las dudas existentes en relación al dolor, recuperación y recurrencia asociados al tratamiento de una hernia inguinal.
Hacia el 1800, Cooper sospechó que el debilitamiento del tejido de la pared abdominal era una de las causas de la hernia inguinal y posteriormente siguiendo la misma línea de pensamiento, Billroth se convenció de la necesidad de un reforzamiento protésico al tejido debilitado de la pared abdominal; y pronosticó: “Si sólo pudiera crearse un material apropiado para producir artificialmente un tejido de la densidad y dureza de la fascia y el tendón, el secreto de la cura radical de la hernia sería descubierto”.
Sin embargo, la primera generación de prótesis resultó en complicaciones desastrosas en lo referente a rechazo e infección; el rechazo se resolvió mediante la introducción de una malla de polipropileno y el problema de la infección con el desarrollo y producción de las prótesis de monofilamento y microporosas. En el intertanto, la estrategia de tratamiento muchas veces considerada herética en el pasado, cambiaron la actitud de los cirujanos hacia el tratamiento de la “hernia”, condición que históricamente, ha presentado dificultades en su quehacer quirúrgico en un pasado lejano y el presente actual.
Este cambio de actitud se debió a cuatro conceptos fundamentales que han afectado la forma en que los cirujanos practican el arte de reparar una hernia basado en la evidencia científica:
1) la aceptación generalizada del principio “libre de tensión” preconizado por el grupo Lichtenstein,
(2) la aceptación generalizada del tratamiento de la hernia inguinal con anestesia local,
(3) la idea de utilizar el espacio preperitoneal para la reparación de la hernia,
(4) la reparaciónlaparoscópica de la hernia.
El enfoque laparoscópico de la hernia inguinal, ha sido muchísimo más ordenado que lo ocurrido con la reparación abierta.El entusiasmo por la nueva tecnología, dio lugar a una rápida evaluación con el desarrollo de estudios aleatorios controlados de las diferentes técnicas de reparación laparoscópica, lo que llevó a la Sociedad Europea de Hernia, llegar a conclusiones basadas en la evidencia: “Para una hernia inguinal unilateral y bilateral primaria en el adulto, tanto la técnica de reparación de Lichtenstein como la reparación endoscópica y/o ambas son recomendables. Esta última, sólo si la experiencia está convenientemente evaluada”.
Pero los problemas de costo y una empinada curva de aprendizaje de la reparación de la hernia inguinal por vía laparoscópica, en comparación con el enfoque simple abierto sin tensión bajo anestesia local, siguen siendo una preocupación”. Ciertamente en la era moderna, la mayoría de las técnicas tienen tasas de recurrencia de menos del 2% cuando se llevan a cabo en los centros dedicados o por cirujanos con un interés especial en la cirugía de la hernia. Pero, el cómo se traduce esto para el trabajo de los cirujanos generales menos dedicados, sobre todo en el contexto de las menos emocionantes operaciones con técnica abierta, sigue sin respuesta.
Tal vez siguiendo los pasos de expertos, tanto en la reparación de hernia abierta y laparoscópica, con emocionalidad menos subjetiva y un pragmatismo más objetivo, encontremos la respuesta. La temática referida a la cirugía de hernia inguinal, ha fascinado a los cirujanos de todo el mundo, desde tiempos pretéritos. En este libro magistral, el Profesor Dr. Ronald de la Cuadra ha elaborado un puente desde la antigüedad hasta la actual tecnología de la era moderna, dejando las situaciones controversiales a juicio del lector.
Prof. Dr. Parviz Amid